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Alimentación vegetal y etiqueta blanca: la combinación que marcará el futuro

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Alimentación vegetal y etiqueta blanca: la combinación que marcará el futuro

La alimentación vegetal ya no es una moda pasajera. Cada vez más personas en España y en todo el mundo incorporan productos plant based en su día a día, motivadas por razones de salud, sostenibilidad y bienestar animal. Sin embargo, este movimiento no ha estado exento de críticas: muchos señalan que las alternativas vegetales son “ultraprocesadas”.

Pero ¿es esto realmente cierto? ¿Son peores que los cárnicos procesados? Y, sobre todo, ¿qué papel juegan las marcas blancas en esta transición? Vamos a analizarlo en detalle.

Existe la creencia de que un alimento con más de cinco ingredientes no puede ser sano. Este mito, difundido durante años, es erróneo.

Un refresco con un solo ingrediente (azúcar) no es saludable. Una bebida vegetal enriquecida con calcio, vitamina D y B12, con diez ingredientes, sí puede serlo. La diferencia está en la calidad de los componentes, no en la extensión de la lista.

¿Qué debemos mirar en la etiqueta?

    1. Orden de los ingredientes
      En Europa, la lista de ingredientes siempre aparece de mayor a menor cantidad. Por eso, los primeros elementos de la lista son los que más pesan en la composición.

      • Si los primeros son agua, legumbres o cereales integrales, el producto parte de una base saludable.

      • Si los primeros son azúcar, jarabe de glucosa o grasas poco saludables, estamos ante un alimento que conviene limitar.

    2. Tipo de grasas

      • Grasas insaturadas (aceite de oliva, colza, frutos secos): beneficiosas para el corazón y recomendables.

      • Grasas saturadas (aceite de palma, coco refinado, mantecas): su exceso aumenta el riesgo cardiovascular.

      • Grasas trans (aceites parcialmente hidrogenados): deben evitarse por completo.

    3. Azúcares añadidos
      No es lo mismo un yogur vegetal sin azúcares añadidos que uno cuyo segundo ingrediente sea azúcar o jarabe de maíz. El primero puede formar parte de una dieta equilibrada; el segundo conviene consumirlo solo de forma ocasional.

    4. Función de los aditivos
      No todos los aditivos son negativos. Muchos tienen una función tecnológica o nutricional útil:

      • Ejemplo positivo: carbonato de calcio en bebidas vegetales, que mejora su aporte mineral.

      • Ejemplo menos recomendable: potenciadores de sabor o colorantes artificiales sin valor nutricional.

    5. Nutrientes beneficiosos
      La pregunta clave es: ¿este producto aporta algo positivo a mi dieta?

      • Fibra, proteínas de calidad, vitaminas o minerales: suman.

      • Solo calorías vacías: restan

Con todo ello podemos decir que un producto con 8 ingredientes puede ser mucho más recomendable que otro con solo 2. Lo que determina su valor es la calidad, el orden y la función de los componentes, así como si aporta nutrientes beneficiosos.

Críticas a los productos plant based: ¿son realmente ultraprocesados?

Los productos vegetales alternativos a la carne y los lácteos han recibido críticas por estar “muy procesados”. Y es cierto que, en su primera generación, muchas hamburguesas y embutidos vegetales abusaban de aislados proteicos refinados, aceites poco saludables y largas listas de aditivos.

Sin embargo, la tendencia ha cambiado. Hoy en día encontramos:

  • Hamburguesas vegetales a base de legumbres y cereales integrales.

  • Bebidas vegetales sin azúcares añadidos, enriquecidas con calcio y vitamina D.

  • Yogures y postres vegetales con probióticos y proteínas de calidad.

El sector plant based está aprendiendo a formular productos más simples, nutritivos y transparentes, respondiendo a las demandas de los consumidores informados. Sin embargo, ¿los productos cárnicos ultraprocesados han hecho lo mismo?

Mientras que los productos plant based han estado bajo la lupa por su grado de procesado, los cárnicos procesados siguen formando parte habitual de la dieta. Sin embargo, la ciencia es clara:

  • Carnes procesadas como salchichas, fiambres, bacon y embutidos fueron clasificadas por la OMS como carcinógenos del Grupo 1.

  • Estos productos contienen nitritos, exceso de sal, grasas saturadas y colesterol.

  • El consumo habitual se asocia a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer.

En contraste, las alternativas vegetales no contienen colesterol ni nitritos y muchas aportan fibra, proteínas de buena calidad y micronutrientes añadidos. Aun así, siguen siendo más criticadas que los cárnicos procesados, un sesgo cultural que poco a poco comienza a cambiar.

La etiqueta blanca: democratización de la alimentación vegetal

En este escenario, la etiqueta blanca (marcas propias de supermercados) ha tomado un papel protagonista en el futuro de la alimentación.

Ventajas de la etiqueta blanca en alimentación vegetal

  1. Accesibilidad económica
    Los precios de las primeras marcas plant based pueden ser elevados. La etiqueta blanca ofrece alternativas más asequibles, acercando la alimentación vegetal a todas las familias.

  2. Listas de ingredientes más limpias
    Cada vez más cadenas apuestan por fórmulas sencillas: sin azúcares añadidos, con cereales integrales y legumbres como base, y fortificación estratégica.

  3. Agilidad e innovación
    Las marcas blancas reaccionan rápidamente a las tendencias del mercado. Esto explica la rápida aparición de yogures vegetales sin azúcares, bebidas de avena enriquecidas o hamburguesas altas en proteína bajo sus propios sellos.

  4. Sostenibilidad
    Al producir a gran escala, pueden reducir envases, optimizar costes logísticos y apostar por proveedores locales, alineándose con la demanda de productos más responsables con el medio ambiente.

Procesar no siempre es negativo

Conviene recordar que procesar no significa siempre “empeorar”. Cocinar unas lentejas, triturar una soja para hacer bebida vegetal o enriquecer un alimento con calcio son ejemplos de procesado beneficioso.

La diferencia está en si el procesado aporta valor nutricional o lo degrada.

  • En los nuevos productos vegetales, el procesado se emplea para mejorar textura, conservación y biodisponibilidad de nutrientes.

  • En los cárnicos procesados, el procesado suele implicar nitritos, exceso de sal y grasas poco saludables.

La evolución de los productos plant based demuestra que el mercado está avanzando hacia fórmulas más sanas, limpias y sostenibles. Aunque recibieron críticas en sus inicios, hoy ya representan una alternativa real y, en muchos casos, más saludable que los cárnicos procesados.

En este camino, la etiqueta blanca se consolida como la gran aliada: hace accesible la alimentación vegetal, democratiza su consumo y promueve la transparencia en los ingredientes.

El futuro no pasa por demonizar la palabra “procesado”, sino por saber interpretar etiquetas, elegir con criterio y apostar por opciones que mejoren nuestra salud y la del planeta.