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El Parlamento Europeo aprueba restringir el uso de términos como ‘hamburguesa vegetal’ o ‘salchicha vegetal’

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El Parlamento Europeo aprueba restringir el uso de términos como ‘hamburguesa vegetal’ o ‘salchicha vegetal’

El pasado 7 de octubre, el Parlamento Europeo votó a favor de restringir el uso de denominaciones tradicionalmente asociadas a productos cárnicos (como “hamburguesa”, “salchicha”, “bistec” o “filete”) en los alimentos elaborados 100% vegetales.

La medida, impulsada por la eurodiputada francesa de centroderecha Céline Imart, fue aprobada con 355 votos a favor, 247 en contra y 33 abstenciones, y busca, según sus defensores, “evitar confusión” entre los consumidores y proteger la identidad del sector ganadero.

La decisión ha generado controversia entre asociaciones de consumidores, entidades ambientales y empresas del sector vegetal, que consideran que los consumidores distinguen perfectamente entre productos cárnicos y vegetales. Un estudio de la Organización Europea de Consumidores (BEUC) ya apuntaba en 2020 que la mayoría de europeos no se siente confundida por expresiones como “hamburguesa vegetal” o “salchicha vegana” siempre que el etiquetado indique claramente su origen vegetal.

La propuesta plantea extender las restricciones actuales, prohibiendo nombres como “veggie burger”, “salchichas de tofu” o “nuggets vegetales”. Para sus detractores, se trata de un intento de frenar el crecimiento de un mercado en expansión: el de los alimentos plant-based, que en los últimos años ha experimentado un aumento sostenido tanto en ventas como en innovación.

Un paso atrás en la transición alimentaria

La votación se produce en un contexto en el que la Unión Europea impulsa políticas de sostenibilidad como el Pacto Verde Europeo y la estrategia “De la granja a la mesa”, que promueven dietas más saludables y con menor impacto ambiental.

Expertos en nutrición y sostenibilidad advierten que limitar el uso de estos términos puede frenar la transición hacia una alimentación más respetuosa con el planeta, al reducir la visibilidad y accesibilidad de los productos vegetales para el consumidor.

A la espera del resultado de las negociaciones entre las instituciones europeas, el debate sigue abierto. Mientras algunos sectores celebran la medida como una forma de “proteger la tradición alimentaria”, otros la ven como un obstáculo para avanzar hacia nuevas formas de consumo más sostenibles, transparentes y acordes con los retos climáticos del presente.

Próximos pasos y posibles consecuencias

La medida no es definitiva. Deberá pasar aún por una fase de negociación interinstitucional entre el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión Europea antes de su posible aplicación. En ese proceso podrían introducirse modificaciones, matices o incluso el rechazo de la propuesta por parte de algunos Estados miembros.

Si finalmente se aprueba, las empresas del sector vegetal se verán obligadas a reformular su etiquetado y su comunicación comercial, lo que implicaría costes adicionales para productores y pequeñas marcas. Algunos países, como Alemania, podrían ser especialmente afectados debido al peso económico de su industria vegetal.