¿Cómo adaptamos la alimentación vegetal a la gastritis?
Las patologías digestivas están a la orden del día, y en muchas ocasiones aparece confusión cuando la persona que las padece tiene una alimentación basada en plantas. Siempre hemos oído la típica recomendación de arroz blanco y pollo para la dieta de protección gástrica, las tortillas francesas, los pescados blancos… y es por ello que cuando una persona vegana tiene un problema digestivo, puede verse confundida y sin saber qué comer para mejorar su sintomatología.
En este caso hablamos un poquito más sobre la gastritis. Como su nombre indica, se refiere a la inflamación del revestimiento del estómago, y puede cursar con síntomas como náuseas, vómitos, sensación de saciedad incluso antes de haber comido, y también dolor y ardor en la parte más alta del abdomen.
Las causas de la gastritis pueden ser varias, siendo una muy habitual la presencia de la bacteria Helicobacter pylori, que incluso puede llegar a producir úlceras. Además hay otras causas que pueden favorecer la aparición de gastritis como el consumo frecuente de alcohol, tabaco y alimentos picantes, ya que éstos irritan todo el revestimiento del estómago. Otra de las causas habituales es el consumo excesivo de analgésicos como el ácido acetil salicílico e ibuprofeno, y entre el resto de posibles causas estarían el estrés y otras enfermedades con las que puede estar relacionada.
¿Qué podemos hacer con nuestra alimentación?
Desde luego es importantísima la intervención médica. Pero además, hay que tener en cuenta que la alimentación va a jugar un papel importante en reducir la sintomatología de la gastritis, ya que será importante consumir alimentos que mejoren el estado de la mucosa del estómago y que eviten que esa mucosa, por tanto, se irrite y se inflame.
Para ello, lo más interesante será seguir una pauta de protección gástrica, siendo preferible que esté supervisada por un/a dietista o nutricionista especializado/a.
Si aplicamos este tipo de dieta a la alimentación vegetariana y vegana, a modo general los alimentos aconsejados serían los siguientes, aunque todo deberá personalizarse ya que es una información muy general que puede variar según la persona:
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- Verduras y hortalizas: mejor evitar las crucíferas y los vegetales crudos. El resto, preferiblemente en puré o muy bien cocinadas. Nada de que queden “al dente”, mejor bien blanditas.
- Frutas: este es uno de los puntos que más suele costar, ya que se debe evitar la fruta cruda y se dará prioridad a la fruta en compota, asada… con la excepción del plátano, que si está muy maduro, sí que podremos introducirlo, ya que su cantidad de fibra es mínima.
- Legumbres: preferiblemente en puré o crema para que se toleren mejor. Una crema de garbanzos, de alubias con zanahoria, de guisantes…pueden quedar muy ricas y no hacer trabajar tanto a nuestro sistema digestivo.
- Cereales: se evitarán los integrales y por tanto, daremos prioridad a los refinados como en pan blanco, arroz blanco, pasta blanca, cuscús…
- Féculas: la patata y el boniato son una buena opción cocidos o al vapor.
- Otras proteínas vegetales: el seitán será buena opción y también el tofu natural.
- Si la persona toma huevos, pueden ser bien tolerados en tortilla o cocidos. Y mucho mejor la clara que la yema.
- Si la persona toma lácteos, elegiremos los naturales y quesos poco grasos como el fresco. En caso de tomar bebidas vegetales, optaremos por la de avena, arroz o almendra sin azúcar añadido.
Como digo, estas son recomendaciones muy generales. En cada persona habría que ir probando la tolerancia que tiene a todos los alimentos para saber si se pueden introducir en mayor o menor cantidad. Es por eso que la supervisión es clave en estos casos.
Paola
Muchas gracias.