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¿Debemos regalar animales a nuestros hijos?

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¿Debemos regalar animales a nuestros hijos?

En las fiestas navideñas, nuestros hijos e hijas avivan su deseo de tener un animal en casa, siendo una de las peticiones más recurrentes para estas fechas el regalo de un perro, un gato, un conejo, una tortuga… si no lo han conseguido a lo largo del año o en su cumpleaños.

 

No debemos sucumbir a sus deseos sin haber valorado la situación. 

Como adultos debemos estimar objetivamente si nuestros hijos pueden hacerse cargo de las responsabilidades que conlleva tener otro ser a su cargo, pues los animales necesitan un espacio acondicionado para sus necesidades, limpieza, horarios de comida, paseos, veterinarios, etc. 

 

Sabemos que tener animales en casa puede ser un factor muy positivo durante el crecimiento. Según los psicólogos, ayuda a que los niños y niñas tengan un sistema inmunológico más fortalecido, a que se incremente el sentido de la independencia,  favorecer la sociabilidad y aprender a ser responsables.

 

En contraposición, podemos encontrar numerosos artículos que recomiendan, qué mascota es mejor para los niños, en función de la especie a la que haga referencia. Este concepto es un gran error. 

 

Debemos tener en cuenta que los animales no son ‘mascotas’, es decir, no son objetos, ni su existencia se limita a complacer nuestro tiempo y apego. Son seres vivos y miembros de nuestra familia que tienen necesidades que debemos cubrir, además de protegerlos de cualquier agravio y proporcionarles una vida cómoda y feliz. 

 

Perros y gatos los más solicitados

La gran mayoría de personas durante su infancia han soñado con tener un perro o un gato en casa, y es que son los animales con los que más empatizamos, ya que podemos interactuar con ellos. En el caso de los perros: jugar a la pelota, sacarlos a pasear, enseñarles a dar la patita… En el de los gatos, cepillarlos, jugar con su plumero o esperar a que se sienten en nuestro regazo a ronronear.

 

Sabemos que la Navidad puede ser una época de impulsos y derroche y esto tiene una gran consecuencia en la compra venta de animales, porque durante este período del año son muchos los cachorros que llegan a miles de hogares víctimas de un capricho y que, en pocas semanas, dejarán de ser el centro de atención para convertirse en un dilema.

 

¿Por qué ocurre esto? Normalmente los problemas de conducta suelen ser el principal motivo de abandono en perros. 

 

Gran parte de los animales que se adquieren apenas cumplen los dos ó tres meses de vida cuando conocen a su nueva familia, por lo que no han podido cumplir con su aprendizaje y desarrollo vital junto a su madre y hermanos, experiencia que les proporciona ser animales más sociables y equilibrados en el futuro. 

 

Los primeros días de estar en casa todo son atenciones, pero pasado un tiempo, si no se le educa en normas y se le pone límites, la convivencia puede derivar en desastre. Su educación requiere mucha paciencia, tiempo y también conocimiento. Después del período vacacional navideño, llega la vuelta a la rutina del trabajo, el colegio, las clases extras, etc… y el tiempo merma en favor del animal. 

 

Llegado este momento, si la familia se siente incapaz de hacer frente a la situación, se opta por buscarle otra casa o abandonarlo. 

 

En el caso de los gatos es algo similar. Aunque no tenga las mismas necesidades de un perro, su educación sea algo más complicada y su independencia nos resulte sorprendente, los gatos son animales que saltan, pueden estropear muebles, arañar a los niños mientras juegan y producir alergias. Comportamientos que se deben tener muy en cuenta siempre a la hora de que sean nuestros compañeros, pero que, dado el caso, no todo el mundo está dispuesto a consentir. 

 

Tortugas, roedores, peces y pájaros

Cobayas, conejos, hamster, tortugas de Florida, peces, periquitos, agapornis… complementan la otra cara del ‘regalo de mascotas’. Animales de los cuales se piensa que existe menos responsabilidad, ya que están encerrados en una jaula o una pecera y necesitan cuidados mínimos, pero nada más lejos de la realidad. 

 

Este ‘fácil cuidado’ condena a estas especies a una vida triste detrás de unos barrotes, una rueda giratoria o una pared de plástico, un habitáculo con vegetación artificial, un cascabel y un columpio.

 

Contribuir a la venta de animales exóticos como la tortuga de Florida, agapornis o cotorras argentinas ha tenido grandes consecuencias en España, ya que han afectado a la biodiversidad del entorno. Su suelta y abandono ha puesto en peligro otras especies locales y en vez de interferir en el foco del problema, es decir, las tiendas, son los propios animales los que se ven perseguidos y considerados plagas, con lo que eso conlleva. 

 

Con el resto de animales, las incidencias que promueven su abandono o dejadez son varias: no son animales con lo que se pueda interactuar (como por ejemplo un pez), puede que los roedores lleguen con embarazos ‘sorpresa’ y no se sepa afrontar esta situación, que necesite unos cuidados diarios de limpieza y alimentación, desconocimiento de enfermedades que puede estar sufriendo el animal…

 

¿Qué puedo hacer entonces? No compres, adopta.

Actualmente en España la normativa permite la venta legal de animales en tiendas. Se espera que la nueva Ley de Bienestar Animal en la que trabaja el Gobierno prohíba la cría de ‘mascotas’ por parte de particulares y la compra de animales en tiendas. 

Estas medidas ayudarán al ‘sacrificio cero’ ya que el abandono descenderá considerablemente, pues los animales dejarán de adquirirse como meros objetos de compra.

 

Si verdaderamente hay una intención de ampliar la familia y traer un nuevo miembro al hogar, debe de haber un consenso por todas las partes implicadas, tanto adultos como niños, tanto para quienes sean los responsables directos, como a quien solo le toque convivir con ellos.  

 

Se ha de tener en cuenta que el animal permanecerá a nuestro lado durante muchos años, afectando a la rutina diaria, fines de semana y vacaciones, por lo que los planes deben incluirle o buscar a alguien que se responsabilice de su cuidado cuando no haya nadie en casa. 

 

Hay que sumar también el gasto económico que supone: alimentación, objetos de cuidado, veterinarios, etc. 

 

Aunque los niños quieran ser los responsables de sus cuidados, todo debe estar supervisado por un adulto. Si la madre o el padre no tienen el tiempo suficiente para las necesidades que conlleva cada especie, es mejor evitarlo.

 

Si sopesado todo ello, se decide tener un animal, lo mejor es ir a una protectora o contactar con alguna asociación. Esta opción es doblemente positiva, ya que ayudas a un animal abandonado y posiblemente puedas encontrar uno que se adapte a vuestro perfil de familia. 

 

De no llegar a un acuerdo, siempre se puede colaborar con algún refugio o ser casa de acogida y ver cómo evoluciona la decisión de ser familia interespecie. 

 

Referencias:

  • Instituto Alcaraz. Psicología infantil. 
  • National Geographic. Noticia. Por qué no debes regalar animales en Navidad y otras malas prácticas
  • Fundación Affinity. Estudio de abandono

 

 

Laura Jiménez Orts
Periodista y activista por los DDAA. Responsable de comunicación de la Unión Vegetariana Española. comunicacion@unionvegetariana.org

 

 

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