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La historia de Natalia, una vegana sobre hielo

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La historia de Natalia, una vegana sobre hielo

‘Lo que más disfruto del patinaje es que me hace sentir fuerte, que puedo conseguir todo lo que me proponga’.

Detrás de cada salto, giro y pirueta hay una historia que va mucho más allá del deporte. Natalia Torres, de 31 años, combina en su día a día la energía de una mente inquieta, la sensibilidad de alguien que encuentra arte en los pequeños detalles y la tenacidad de quien ha encontrado en el patinaje sobre hielo algo más que un hobbie: un refugio, una pasión, una forma de vida.

Fuera de la pista, Thalia se define como una persona ambiciosa, alegre y trabajadora. Aunque se formó en el ámbito social con dos grados superiores (Animación Sociocultural y Turística, e Integración Social) hoy ejerce como encargada en un supermercado de comida ecológica, donde ha encontrado un equilibrio laboral que la hace feliz.

Apasionada de las artes, le encanta seguir aprendiendo y reparte su poco tiempo libre entre hobbies tan diversos como el diamond painting, pintar, tocar el piano, leer o patinar, tanto con ruedas como sobre hielo. Además, se ha sumergido en el mundo de los idiomas: actualmente se examina del Proficiency en inglés, cursa francés y ha empezado también con italiano. Y si todo esto no fuera suficiente, en casa la esperan sus fieles compañeros: sus cuatro gatos: Manchitas, Coba, Mishina y Timmy, y sus dos perros: Buck y Fox.

Su historia con el patinaje comenzó con un flechazo navideño: una pista improvisada en un centro comercial de Barcelona, una chica que giraba con una gracia imposible, y una promesa que aún hoy se cumple. Lo que empezó como una motivación para superar una etapa escolar complicada, acabó transformándose en un amor profundo por el hielo que sigue tan vivo como el primer día.

La rutina de Thalia varía según la disponibilidad de pistas de hielo, un reto que ha afrontado con constancia desde que hace tres años cerraron las instalaciones permanentes en Barcelona. Mientras espera con ilusión su reapertura en Navidad, sus entrenamientos se concentran los fines de semana en Puigcerdà (Gerona), la pista más cercana, y el resto de la semana combina su trabajo con sesiones intensas de gimnasio. Clases de fuerza como body pump o GAC, junto con pilates, yoga, natación y entrenamientos de cardio como body combat o HBX boxing, forman parte de su día a día para mantenerse en forma fuera del hielo.

Cuando las pistas vuelvan a abrir, planea compaginar su gran hobbie con su trabajo y alcanzar su sueño: poder vivir del patinaje.

 

¿Qué es lo que más disfrutas del patinaje? ¿Qué te aporta este deporte que no te daría otro?

Creo que está pregunta es la más fácil de responder para mí pero la más difícil a la vez. Verás, siempre digo que lo que me aporta y la sensación que da el patinaje es algo que solo los que patinamos entendemos. Es ese tipo de deporte el cual es más fácil que alguien entienda si se calza unos patines y lo prueba por sí mismo deslizándose por la pista, incluso si no sabes patinar y te calzas los patines por primera vez, lo entenderás.

No sé cómo explicarlo, es como volar sobre un par de patines. Es ese lugar donde nos sentimos más seguros, aunque parezca irónico teniendo en cuenta que solo nos mantienen dos pares de cuchillas. Es sumergirte en tu burbuja durante el tiempo que dura el entrenamiento. Olvidarte de todo durante ese rato. Solo sentir el aire frío en la cara mientras te deslizas a gran velocidad por la pista.

Lo que más disfruto del patinaje siempre ha sido y será que me hace sentir fuerte, me hace sentir que en ese rato que estoy con mis patines entrenando saltos, piruetas, pasos puedo conseguir todo lo que me proponga. No importa cuantas veces me caiga, me levanto y lo vuelvo a intentar. En este deporte cuanto más ves que avanzas más quieres mejorar. Te empuja a ser la mejor versión de ti en todo momento.

Sin duda estos tres años sin pistas en Barcelona me han hecho darme cuenta de todo lo que soy capaz de hacer por el patinaje: dedicar el único día de fiesta que tengo a viajar durante 8 horas al día, 4 horas de ida y 4 de vuelta en transporte público porque sale más económico que ir en coche, a la pista más cercana, y entrenar solo 2h y 30 a la semana. Eso es algo que a día de hoy solo haría por patinar.

 

 

Si tuvieras que elegir un momento que resuma lo que significa para ti el patinaje, ¿cuál sería? ¿Una competición especial, una caída que te enseñó algo, un logro que te marcó?

Tengo varios momentos especiales grabados en mi mente pero sin duda estos cuatro siempre serán de los que me llenan cuando los recuerdo: el primero que más atesoro es cuando me regalaron mis primeros patines de hielo en navidades. Esas navidades no esperaba ni mucho menos unos patines. Cuando vi la punta de la bota blanca pensaba incluso que eran de chocolate. Cuando acabé de abrir el envoltorio y vi mis patines lloré de la emoción junto a mi familia.

Este momento me enseñó que a veces las cosas buenas tardan en llegar pero con esfuerzo y paciencia siempre se consigue todo, incluso cuando menos te lo esperas.

El segundo momento que recuerdo con gran cariño también es la exhibición que hice de patinaje en la que era una de las pistas que después del COVID 19, cerró. Estuve dos meses preparándome la coreografía yo sola, a base de error y acierto. A veces las cosas que creaba no me convencían y tenía que cambiarlo. El día de la exhibición me entraron ganas de decir que no salía a pista, un tema de nervios escénicos, pero al final logré hacer mi coreografía y, tanto niños como mayores, disfrutarán de mi patinaje.

Esto me enseñó que, a veces nosotros mismos, somos los primeros que dudamos en ser capaces de afrontar las cosas y las situaciones que nos vienen pero es en esos momentos cuando tienes que creer en ti por encima de todo.

El tercero fue el día que conseguí hacer realidad mi sueño y el de cualquier patinador sobre hielo que vive en países de climas más bien ‘cálidos’. Gracias a mí hermana y mi madre conseguí patinar en un lago congelado. Hicimos un viaje hasta el refugio de Malniu situado a los pies del Puigpedrós, cumbre más alta de la Baixa Cerdanya, que se encuentra a 2000 metros de altitud en las montañas.

La conexión que sentí con la naturaleza, patinando en un lago grande congelado, rodeada de montañas y haciendo lo que más me gusta es algo que no puedo explicar con palabras… Fue simplemente mágico. Mi cara de felicidad lo decía todo.

Y el cuarto fue cuando después de estar ahorrando durante dos años, pude cumplir mi sueño de comprarme unos patines veganos. El modelo que me compré y que llevo usando desde hace 7 años esta hecho con material de fibra sintetica, al ser de otro material y el patín más alto de su gama, se encarece el precio, por lo que túve que esperar bastante para poder tenerlos.

Por desgracia la mayoría de patines en este deporte están hechos con cuero. Cuando me tuve que cambiar los primeros que me regalaron los siguientes los compré de segunda mano porque no quería participar directamente de comprar algo hecho con cuero, y cuando estos ya los tuve que cambiar decidí que aunque me costara algo más de tiempo pagaria lo que hiciera falta para que mis patines fueran sintéticos.

Necesitaba que mis valores también se vieran reflejados en mis patines. Me negaba a llevar cuero en mis pies. Y al final lo conseguí.

 

Además del deporte, sabemos que la alimentación es parte importante de tu vida. ¿Cuándo decidiste hacerte vegana y qué fue lo que te motivó?

La decisión de ser vegana fue algo que con el tiempo se fue formando. Yo desde pequeña tenía claro que quería ser vegetariana. Siempre se lo decía a mi familia pero creo que en esos momentos ni siquiera yo entendía lo que significaba e implicaba.

En la época de bachillerato, cuando tenía asignaturas convalidadas y tenía tiempo libre entre una y otra, estaba en la biblioteca haciendo deberes y había una profesora haciendo clase. Ese día proyectaba la película ‘El nombre de la rosa’, en la cual hay una escena donde salen sacrificando a un cerdo. Esa escena para mí fue el punto de inflexión en mi vida.

Tenía un bocadillo de chorizo para almorzar aquel día… Y no pude comerlo.

Empecé a no comer carne de cerdo porque siempre ha sido mi animal favorito pero seguía consumiendo otro tipo de carnes. Al final decidí que carne no quería comer. Pero seguía comiendo pescado. Con el tiempo dije que nada de pescado pero leche y huevos si. Total pensaba: no hay nada de malo ¿verdad?. Cuando ya fui indagando y descubriendo lo que había detrás de estas industrias simplemente no pude mirar a otro lado y decidí que me haría vegana. No podía ser sensible al sufrimiento de unos e intachable con el de otros.

Desde entonces hasta hoy decidí alinear lo que pensaba y cómo actuar.

 

¿Cómo reaccionaron las personas a tu alrededor? ¿Tuviste apoyo desde el principio o encontraste resistencias, especialmente en el ámbito deportivo?

He tenido muchísima suerte. Sobre todo con mi madre. Recuerdo que aquella época en la que le dije que quería ser vegana al 100% yo trabajaba como voluntaria algunos días para una asociación animal. Todos los que estaban allí tenían disputas familiares porque la familia no entendía el veganismo.

El primer día que le dije a mi madre que ya no iba a consumir nada de origen animal, se puso a buscar información de cómo suplir los nutrientes que iba a necesitar. Pero no solo esto, mi madre se hizo vegana con 55 años. Decidió que no quería ser partícipe de todo lo que le enseñaba yo en videos y documentales.

Se ha venido conmigo a manifestaciones, a eventos veganos, hemos llorado juntas sujetando carteles en manifestaciones. He tenido la suerte de que desde el día uno me ha acompañado en este proceso. Supongo que sin su apoyo hubiera sido muchísimo más complicado.

Mi hermana y mi cuñado también lo han entendido siempre y nunca han hecho burla del veganismo, conozco a gente que no tienen esa suerte.

En el ámbito deportivo tampoco encontré grandes problemas.

 

 

¿Cómo te organizas para mantener una alimentación equilibrada y tener la energía suficiente para entrenar?

Intento mantener una alimentación lo más equilibrada posible. Si bien es verdad que como a la mayoría de personas me gusta todo tipo de comida y a veces recurrir a la comida rápida o a comida tipo hamburguesa es lo fácil. No es lo que más me conviene a la hora de entrenar.

Cuando los entrenos son muy duros como sobre todo alimentos con mucho aporte calórico e hidratos de carbono para tener energía.

Mi formato favorito de plato completo es: ensalada de pasta, ensalada de garbanzos, ensalada de lentejas. A esta base le añado quinoa, unas aceitunas, hoja verde, fruta, semillas, tomate, aguacate. Luego para acabar como un puñado de frutos secos y obviamente las piezas de fruta que no falten.

 

¿Tienes alguna receta que sea tu comodín? Algo que te prepares cuando necesitas recargar pilas o darte un capricho saludable.

Tengo varias. A día de hoy me he vuelto adicta a los croissants de chocolate de crema de cacao vegana que hace mi madre.

También cuando necesito un capricho saludable me hago mi propio Banana Split en casa (obviamente una versión más sana) sin tanta nata ni tantas grasas como la versión americana. Plátano, bolas de helado y chocolate derretido por encima, frambuesas y fresas.

También recurro a unas barritas de crema de cacahuete a base de dátil que hace mi madre. Cuando quiero un capricho de chocolate pero que sea sano y me de energía. No fallan.

 

Entre entrenamientos, vida personal y el compromiso con el veganismo, ¿cómo encuentras el equilibrio? ¿Qué haces para desconectar o reconectar contigo misma?

La verdad que tengo suerte de que la rutina de entrenamientos y el patinar de por sí es lo que me ayuda a reconectar conmigo misma. Si algún día ando muy saturada, recurro a la naturaleza. Pasear por la montaña, hacer meditación, pasear con los perros, estar con la familia. También recurro al baile cuando necesito descargar tensiones y reconectar conmigo misma.

 

¿Tienes referentes que te inspiren, ya sea en el mundo del deporte o en el activismo por los animales o el medioambiente?

Referentes en el mundo del deporte tengo varios. Una de ellas es Meagan Duhamel, patinadora de élite y vegana, demostrando que todos los deportes incluyendo el patinaje sobre hielo y el veganismo son compatibles.

A nivel de activismo por los animales y derechos animales creo que no tengo un solo referente. Para mí todas y cada una de las personas que luchamos contra la opresión animal cada día con nuestras acciones son ya una inspiración para mí. Pero si que me encanta el contenido de la influencer Jenny Rodríguez @soyvegana_jenny que demuestra que veganismo al contrario de lo que piensa la mayoría de la gente, no es sinónimo de comida aburrida.

También me encanta Carlota Bruna @carlotabruna y todo su contenido relacionado con la naturaleza.

 

¿Hay algún proyecto que tengas en mente, ya sea deportivo, personal o vinculado al veganismo, que te haga especial ilusión?

Proyectos personales tengo bastantes, el que más me ocupa tiempo ahora mismo y por el que más estoy luchando a día de hoy es por mejorar lo máximo que pueda en el ámbito del patinaje para a lo mejor ganarme la vida de esto el día de mañana. Ese es el propósito final de todo mi esfuerzo.

Aunque como he mencionado anteriormente el hecho de haber tenido este parón de tres años por falta de pistas de hielo permanentes en Barcelona, en los que no he podido entrenar ni mejorar tanto como me gustaría, hace que vaya un poco más lenta en mis avances. Como he dicho anteriormente, nosotros mismos somos los primeros que hemos de creer en que podemos conseguir las cosas. Y ese es el primer paso para el éxito.

 

– Puedes ver esta entrevista en VEGETUS la revista gratuita y descargable de la UVE –