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Una sola Tierra’ frente al cambio climático

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Una sola Tierra’ frente al cambio climático

Este 2022 se cumplen 50 años de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de Estocolmo, en la cual se acordó el establecimiento del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y se designó el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente. 

El lema elegido en 1972 para la ocasión fue ‘Una sola Tierra’ y 50 años después, se reutiliza este mismo slogan que pretende resaltar la importancia de nuestro único hogar y la responsabilidad que cada individuo tiene sobre él.

Existe una urgente necesidad de hacer las paces con la naturaleza. El emblema “Una sola Tierra” recalca la importancia de vivir de una manera respetuosa, sostenible y en armonía con el medioambiente.

La situación que vivimos actualmente con el cambio climático y en consecuencia con el calentamiento global, ha hecho que se impulsen políticas y elecciones que caminen hacia estilos de vida más limpios y ecológicos. 

A pesar de que el planeta ya ha experimentado cambios climáticos a lo largo de su vida, los científicos aseguran que este es ‘como ningún otro’ . Los precedentes siempre han ocurrido por causas naturales, como las edades de hielo o los períodos interglaciales, pero lo que está causando esta alteración es la gran acumulación de gases de efecto invernadero que se concentran en la atmósfera de la Tierra.

 

Inicio del calentamiento global

Escuchamos y leemos esta problemática con demasiada frecuencia en telediarios, periódicos, redes sociales, y tendemos a pensar que el calentamiento global es algo relativamente reciente, pero no es así.

Todo comienza con la Revolución Industrial, es decir, hace aproximadamente 180 años. Este cambio de paradigma en la forma de producción trajo consigo el aumento de los gases responsables del efecto invernadero. 

Una vez que la industria se consolidó, medio siglo más tarde comenzaron a percibirse aumentos en las temperaturas y fenómenos naturales nunca registrados. Primero en el Ártico y en las zonas tropicales de los océanos, y posteriormente en Europa, Asia, Norteamérica y zonas del hemisferio Sur. 

El uso masivo de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) y todas las actividades humanas derivadas, como el transporte o el uso intensivo de la agricultura y la ganadería, contribuyen desde el siglo XIX a incrementar estos gases.

 

Los gases de efecto invernadero

A pesar de su gran influencia en el calentamiento global, los gases de efecto invernadero no son en sí un problema, ya que se encuentran de manera natural en el entorno y son imprescindibles para mantener la temperatura del planeta, ya que sino, la Tierra sería un gran bloque de hielo.

Es la actividad humana la que ha desequilibrado este sistema autorregulador.

Por otro lado, no todos los gases producen el mismo efecto. Por ejemplo, se ha descubierto que el metano es un gas más potente que el CO2, aunque mucho menos abundante en la atmósfera ya que el transporte o la industria, emiten tal cantidad de CO2 que su contribución final en el efecto invernadero es mayor que la del metano.

El metano es un gas hidrocarburo producido por fuentes naturales y por la actividad humana, como la descomposición de desechos en vertederos, la agricultura (en especial el cultivo de arroz), la digestión de rumiantes (sus flatulencias) y el manejo del estiércol de ganado.

Por su parte, el dióxido de carbono se libera a través de procesos naturales como la respiración y las erupciones volcánicas. También a través de la deforestación, el cambio en el uso de los suelos y la quema de combustibles fósiles. 

Estos son los dos gases más relevantes a la hora de tener en cuenta el calentamiento global, pero existen otros que también influyen, como por ejemplo:  

El vapor de agua, que es el gas de efecto invernadero más abundante y actúa como retroalimentador del clima. El óxido nitroso que se produce debido al uso de fertilizantes comerciales, la incineración de combustibles fósiles o la quema de biomasa.  Y los Clorofluorocarbonos (CFC), compuestos sintéticos de origen enteramente industrial que fueron utilizados en diversas aplicaciones pero su producción y emisión a la atmósfera están ahora muy reguladas. 

Aunque hay algunos más. 

 

Efectos del cambio climático

Todos notamos los efectos del cambio climático: aumento de las temperaturas, cambios bruscos meteorológicos, inundaciones, glaciares derritiéndose, selvas destruidas … pero ¿cuales son las verdaderas consecuencias?

Las temperaturas extremas pueden causar mortalidad entre la población más vulnerable (ancianos  y niños) así como enfermedades. Las sequías cada vez serán más frecuentes, graves y duraderas. La escasez de agua afectará a la población, a la agricultura y a la biodiversidad. El aumento de la temperatura también propiciará los incendios forestales y una disminución del agua de calidad. 

La disponibilidad del agua dulce también se verá afectada. A medida que el clima se calienta, los patrones de lluvia cambian, la evaporación aumenta, los glaciares se derriten y el nivel del mar sube. 

Las especies de plantas y animales ya están sufriendo los cambios de temperatura, pues se están alterando su comportamiento, los ciclos de vida, la distribución de especies según las zonas, la estructura del hábitat, el proceso de los ecosistemas…

La lista es larga: aumento de las precipitaciones, las inundaciones, la escasez de agua…, pero no solo nos afectará a nivel medioambiental, sino también a nivel social y económico.

 

 Año de ‘no retorno’

2030 es la fecha límite para poder revertir el cambio climático, y para ello, deberán disminuir hasta un 45% los niveles de dióxido de carbono y alcanzar el ‘cero neto’ alrededor del año 2050 para mantener el calentamiento en torno a los 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales ( actualmente es de 1,1 grados). Aunque ahora mismo existe un 50 % de probabilidades de que, por lo menos en uno de los próximos cinco años, se alcance este límite.

Es tiempo de reflexión y de actuación. No hay un planeta B para escapar. No hay una única solución para frenar esta debacle. Todos somos responsables de lo que está ocurriendo y todos podemos contribuir a que esto cambie. 

 

 

Laura Jiménez Orts
Periodista y activista por los DDAA. Responsable de comunicación de la Unión Vegetariana Española. comunicacion@unionvegetariana.org

 

 

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