La crisis climática demanda ‘justicia climática’.
Las diversas acciones que se han llevado a cabo para visibilizar la crisis climática por parte de algunas asociaciones no han sido del agrado de todo el mundo.
El año pasado diferentes activistas climáticos utilizaron los museos como escenario de sus reivindicaciones, poniendo el foco en el arte, y como trasfondo, la urgencia de tomar las medidas necesarias para paliar la temperatura del planeta, un objetivo que a nivel político no se está cumpliendo y del que ya se pueden ver sus consecuencias.
En España actúa dentro de la desobediencia civil y la acción directa no violenta Futuro Vegetal (FV), un colectivo que saltó a los medios de comunicación tras irrumpir en el Museo del Prado y realizar una pintada entre Las Majas de Goya que hacía alusión al +1’5ºC, el límite de temperatura máxima que no debemos sobrepasar si no queremos un mundo devastado. (Actualmente nos encontramos en 1,2ºC).
‘Se nos ha olvidado que los museos también pueden ser espacios políticos y nos choca ver reivindicaciones que no esperábamos en ellos’ comentaba Bilbo Bassterra, portavoz de Futuro Vegetal.
Actualmente, FV realiza todo tipo de actos, bien sea en zonas públicas como cortando las calles, en eventos deportivos, en las sedes de los partidos políticos, industrias cárnicas e incluso en el Congreso de los Diputados.
El objetivo de este colectivo es que se suspenda la producción de los centros de negocio de la industria cárnica y que las subvenciones que se dan a la ganadería se deriven a alternativas sociales y ecológicamente responsables basadas en vegetales para mitigar el impacto de la crisis climática en el sistema agroalimentario.
Puedes leer la entrevista íntegra a Futuro Vegetal en nuestro último número de Vegetus.
