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Los insectos a debate: ¿son la mejor alternativa proteica?

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Los insectos a debate: ¿son la mejor alternativa proteica?

Recientemente, la Comisión Europea ha dado luz verde a la comercialización del grillo doméstico (“Acheta domesticus”) y a las las larvas de escarabajo del estiércol (“Alphitobius diaperinus”) en diferentes formatos (polvo, pasta, congelado,…)

 

Con estas dos incorporaciones ya son cuatro especies de insectos aptas para el consumo humano dentro de la Unión Europea, y en un futuro se podrían incluir hasta ocho variedades más que están a la espera de ser aprobadas.

 

Los insectos pueden aparecer en alimentos como barritas de cereales, sopas, panes, galletas, salsas, bebidas, chocolates, etc, y las empresas están obligadas a nombrarlos dentro del listado de ingredientes, para información de los consumidores y posibles alergias.

 

El consumo de este tipo de animales es muy común en países de Asia, América Central y África, formando parte de la dieta de hasta 2.000 millones de personas.

 

En Europa se están introduciendo poco a poco en el mercado, una iniciativa que está ganando peso desde que la FAO hizo público el informe “Insectos para alimentar al mundo”, donde asegura que es una buena alternativa a la carne por su alto valor nutritivo y sostenibilidad.

 

 

2050, una odisea alimentaria

La ONU estima que en 2050 la población mundial alcanzará los 9.700 millones de personas. Llegados a este punto, será todo un reto proporcionar a la población la cantidad y calidad de proteínas necesarias a precios asequibles.

 

Nuestro sistema alimentario actual dependiente de la proteína animal ha desencadenado una crisis climática a la que debe ponerse freno cuanto antes. Es por este motivo por lo que las alternativas están proliferando en los últimos años creándose desde productos proteicos a base de plantas, carnes cultivadas en laboratorios y ahora el boom de los insectos comestibles.

 

Y a pesar de que los organismos de la Unión Europa no hace mucho apostaban por una transición hacia dietas más basadas en vegetales tanto para la salud, como para el medio ambiente, dentro de su estrategia De la Granja a la Mesa’, parece que los insectos están ganando terreno.

https://unionvegetariana.org/de-la-granja-a-la-mesa-por-el-bien-de-la-seguridad-alimentaria-de-europa/

Pero…

 

¿Son los insectos la solución más sostenible?

La entomofagia, el consumo de insectos como alimento, cuenta cada vez con más apoyo ya que se postula como una de las mejores opciones como alternativa a la carne animal, pues contienen una gran cantidad de proteína y micronutrientes, requieren menos mantenimiento que el ganado, emiten menos gases de efecto invernadero y producen niveles más bajos de amoniaco, algo que ya ocurre con la producción de alimentos vegetales.

 

Sin embargo, se pueden encontrar otros problemas medioambientales, como por ejemplo el uso de energía, que es similar a la de la cría de cerdo y pollo, e incluso puede requerir más, ya que su ‘cultivo’ necesita habitaciones a altas temperaturas para acelerar el aumento de peso, a lo que hay que sumarle los métodos de trituración y deshidratación, los cuales también consumen cantidades significativas de energía.

 

En función de la especie, el consumo de recursos de los insectos puede ser similar al de la cría de gallinas, en cuanto a gastos de agua y alimento se refiere. (Ilustración)

Opportunities and hurdles of edible insects for food and feed de este estudio

 

Si comparamos estos recursos con los empleados para el cultivo de frutas, verduras y cereales, hay una diferencia evidente, ya que por ejemplo, para un kilo de hortalizas se emplean 350 litros, para los cereales 1.600 litros y las legumbres 4100 litros.

 

 

Cabe reflexionar que los alimentos de origen vegetal son materias primas, por lo que pueden ir del campo a la mesa. En cambio, los insectos se alimentan con estos mismos recursos o bien de otros animales, volviendo a un modelo de industria alimentaria que flaco favor está haciendo de cara al ahorro de recursos y en consecuencia, al medioambiente.

 

Valor nutricional y seguridad alimentaria

Los insectos tienen micronutrientes, fibra y un alto contenido en proteínas, incluso más que la carne y los huevos de gallina, oscilando entre el 35 % y el 60 % del peso seco, o entre el 10 % y el 25 % del peso fresco, cantidades que pueden encontrarse en leguminosas, como por ejemplo la soja texturizada (más 50 gr por cada 100 gr de alimento).

 

Actualmente, la inclusión en Europa de insectos y los productos derivados de éstos ha destapado la necesidad de un nuevo marco legal por los problemas de seguridad que pueden llevar consigo, quedando regulados y comercializándose de forma segura tras someterse a las regulaciones de la EFSA, como es el caso de los insectos que actualmente están en el mercado.

 

La producción a gran escala de este ‘microganado’ ha de realizarse de forma sostenible, segura y eficiente, pero todavía existen varios obstáculos que impiden la ampliación de la cría de insectos para el consumo humano y animal, como la falta de investigación e innovación en el sector.

 

A esto hay que añadirle los problemas que incluyen la posibilidad de que los insectos puedan contener propiedades ‘antinutrientes’, la seguridad alimentaria relacionada con riesgos microbianos (su almacenamiento puede generar riesgos) y las reacciones alérgicas, ya que algunos insectos comestibles han presentado proteínas de reacción cruzada con arácnidos y crustáceos.

 

Poca aceptación en occidente

Al paladar occidental le cuesta asimilar la idea de incluir dentro de la cultura culinaria a los insectos. Esta es una de las principales barreras que frenan la expansión a nivel global de esta alternativa a los productos convencionales de origen animal, y es que solo el 19% de la población incorporaría insectos a su dieta para sustituir la carne (Hartmann & Siegrist 2017 )

 

Este fuerte rechazo se debe al miedo y ‘asco’ que provoca el ingerir este tipo de alimentos, por su forma y textura, lo que ha llevado a la idea de evitar su forma original y enmascararlo dentro de alimentos convencionales (panes, galletas…).

 

La idea de generar ultraprocesados que incluyen insectos, no seduce a todo el mundo, ya que la finalidad debería ser caminar hacia una alimentación más saludable, consumir materias primas y/o alimentos con etiqueta blanca.

 

Llevar una dieta en base a alimentos frescos como frutas, verduras, legumbres y semillas, proporcionan todos los nutrientes necesarios, mientras que los ultraprocesados pueden aportar sustancias que no son necesarias e incluso perjudiciales para la salud.

 

Los insectos también son animales

A todas las cuestiones ya expuestas, habría que sumarle el nivel ético de esta práctica. Sin hacer referencia a la regularización de las condiciones de bienestar, pues es una incertidumbre, se debe tener en cuenta la sintiencia de estos animales.

 

Los defensores se mantienen en contra del uso de todos los animales en la cadena alimentaria, ya que se debe valorar la vida de cada ser, desde la hormiga que construye grandes estructuras bajo tierra hasta las abejas que salvaguardan la biodiversidad.

 

Y a la cuestión de si los insectos pueden sentir dolor, no hay estudios en profundidad donde se esclarezca el tipo o nivel de dolor, pues se desconoce si pueden sentirlo a través de la parte de su organismo que está lesionada o del sistema nervioso central.

 

Una investigación afirma ‘que a pesar de que los insectos carecen de los péptidos, opioides, endógenos y los receptores que contribuyen a los controles de la nocicepción descendente de los mamíferos, pueden producir otro tipo de proteínas que podrían tener la misma función’.

 

Por otro lado, hay estudios que exponen que algunas especies de insectos pueden experimentar dolor crónico (como la mosca de la fruta), que reaccionan ante situaciones de peligro y son capaces de mitigar el dolor tras una herida.

 

Sin duda, el mayor o menor grado de sintiencia de los insectos, abre un debate ético y moral que debe ponerse sobre la mesa si se pretende globalizar el consumo de insectos.

 

Aunque existiendo alternativas más saludables, sostenibles y económicas como los alimentos de origen vegetal… ¿Existe la necesidad de invertir en este sector?

 

Laura Jiménez Orts
Periodista y activista por los DDAA. Responsable de comunicación de la Unión Vegetariana Española. comunicacion@unionvegetariana.org

 

 

Fuentes consultadas:

Insectos: son realmente una alternativa para la alimentación de animales y humanos / https://www.scielo.cl/

Insectos comestibles como fuente de proteínas: una revisión de la percepción pública, la tecnología de procesamiento y las tendencias de investigación / https://www.ncbi.nlm.nih.gov/ok

Consumer acceptance of edible insects and design interventions as adoption strategy / https://www.researchgate.net/

Opportunities and hurdles of edible insects for food and feed/ https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/nbu.12291

Nerve injury drives a heightened state of vigilance and neuropathic sensitization in Drosophila / https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.aaw4099

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