La discriminación a un activista por solicitar comida vegana en prisión
Campaña: Tenemos derecho a comer: nuestra comida cambia el mundo
El veganismo ético debería ser una creencia protegida dentro de las instituciones públicas. La ausencia de opciones veganas afecta desde hospitales hasta las penitenciarias. El caso de Mathias, así lo demuestra.
En otoño de 2018, ingresó en prisión preventiva, acusado de daños a la propiedad y manifestaciones no declaradas. Estuvo encarcelado durante 11 meses en Ginebra. El reglamento interno de la prisión de este país no contempla la adaptación de las comidas a las creencias éticas, filosóficas o religiosas de los detenidos.
A lo largo de su condena, el activista suizo, vegano y antiespecista, solicitó comidas acorde a sus convicciones, sin embargo su dieta se limitó al menú habitual, sin carne ni pescado y los carbohidratos y las verduras se cocinaban a menudo con productos lácteos
Ante sus quejas, el personal médico y a la dirección de la prisión, nunca le adaptaron la comida luchando contra la administración durante meses incluso para obtener suplementos de vitamina B12.
Mathias se encontraba en perfecto estado de salud antes de ser encarcelado y, debido a la negativa de la prisión a proporcionarle una alimentación adecuada, a la salida de la cárcel sus analíticas demostraron desnutrición y carencias de nutrientes.
Esta experiencia hizo que Mathias y su abogado recurrieran al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El artículo 9 de la Declaración Europea de Derechos Humanos establece que todo ser humano tiene derecho a la libertad de conciencia y al respeto de sus convicciones en la práctica.
En este caso, se violó el derecho de Mathias al respeto de sus creencias, como ocurre regularmente con los pacientes veganos en los hospitales, a los que no se proporcionan comidas adecuadas, o con los padres y madres veganas en determinados países a los que la escuela prohíbe llevar almuerzos para llevar a su hijo una dieta equilibrada.
Ahora el Tribunal debe decidir si el veganismo/antiespecismo constituye una convicción filosófica que debe respetarse y si, por tanto, los Estados deben proporcionar comida vegana a las personas con estas convicciones.
Una decisión tan justa y valiente abrirá un nuevo estatuto jurídico para el antiespecismo en los 46 países bajo la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y sus consecuencias se aplicarán mucho más allá de los detenidos.
Apoyo y financiación para la causa
Este caso ha movilizado a diferentes organizaciones veganas y vegetarianas de Europa, siendo la Asociación Vegetariana de Francia (AVF*) quién está al frente de esta causa, recibiendo el apoyo de otras asociaciones como The Vegan Society del Reino Unido y la Unión Vegetariana Española.
El objetivo de la financiación es garantizar que el acceso a comidas veganas se reconozca como un derecho humano fundamental para los antiespecistas en los 46 países miembros del Consejo de Europa.
Por ello, el dinero recaudado servirá para pagar al abogado que lleva el caso: Olivier Peter, especializado en la defensa de los derechos humanos fundamentales. Ya ha obtenido diez sentencias favorables del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en favor de víctimas de tortura u otros malos tratos y actualmente interviene en una quincena de asuntos ante instancias internacionales.
Los honorarios alcanzados hasta ahora para Peter y su bufete de abogados, cubrirían unas 40 horas de trabajo (de normal su tarifa es de 350 a 400 €/hora pero para este caso es de 240 €/hora). Desde las organizaciones se espera poder financiar al menos unas 115 horas, por lo que se ha abierto un crowdfunding de 15.000 €.
Tu puedes ayudar a esta iniciativa y contribuir a que los veganos y veganas de Europa ya no tengan que enfrentarse al dilema de solicitar una alimentación 100% vegetal en las instituciones públicas.
*La Asociación Vegetariana Francesa (AVF) es un organismo comprometido con los derechos de la comunidad veggie y está a favor de la transición del modelo agrícola y alimentario hacia productos más vegetales, y espera que está acción, envíe una señal clara a todos los ciudadanos de Europa: reconocer que el veganismo ético es un credo protegido implicaría nuevas obligaciones para las autoridades de los 46 países que son miembros del Consejo de Europa.